NO ES SANO ESPERAR SIEMPRE LA CATASTROFE Y HABER PERDIDO LA CAPACIDAD DE DISFRUTAR EL MOMENTO. EL SUFRIMIENTO NO DEBERIA SER UN ALIMENTO DIARIO, PERO ASI ES LA VIDA. ACA SE CONVIVE CON EL Y SIN QUERER SE LES HACE UN LUGAR A LOS MALOS PRESAGIOS...

RECREO.

jueves, 7 de octubre de 2010

Que loco, no? ... Lo que son los constrastes de la ciudad y de los quehaceres diarios...

Mañana de un jueves cualquiera, nublada y con una resaca como para el Guines, producto de la bien regada cena semanal en compañia de mi hermano, en cuya sobremesa llena de humo, intercambiamos fracasos personales, exitos pasajeros y delirantes proyectos, de esos que jamas se van a concretar.

Cerca de las 10, monedas mas, monedas menos, se impone un desayuno en el barrio de Palermo, en el bar PASIONAL, altamente recomendable, por cierto, en la esquina de Cabrera y Sanchez de Bustamante...

Entramos a un mundo aparte, como a otra dimension. Mezcla de boliche de arrabal con pub rockero... Un par de mesas ocupadas... dos mujeres, cuarentonas ellas, que chusmeaban con entusismo... Enfrente, un tipito con su notebook, haciendo vaya a saber que cosa, y relojeando el Clarin de costado... Mas alla, un caramelito que estaba a full con su celular...

Y alli estabamos los cuatro. Quique, su cortado, mi capuccino, que me esperaba humeando sobre la mesa, mientras garabateaba esta secuencia, y yo, testigo privilegiado de las anécdotas de Quique, y su orquesta típica de antaño... Le busco similitud con mi actual bandita amateur de rock, y encuentro miles de cosas en común, sobre todo los sueños, las ganas, las garras que le ponemos y la pasion. Si, la pasion, en concordancia con el nombre del lugar.

Lindo ambiente, cálido, agradable, buena música, exquisita y discreta decoración... con una mesera sonriente, bonita, amable, simpatica y muy servicial.

En un rato, y cuando el boticario de la calle Cabrera, finalice la pócima que estire la agonia de alguien, la vida nos cortara este recreo de una bofetada, y volveremos a la normalidad, a salir del interior de esta burbuja, que nos transporto a un viaje sin igual, a una comodidad, de la cual no queriamos salir mas.

El cortado de Quique y mi capuccino, ya son histora. El destino nos devuelve de una patada en el culo a la vida real... a nuestros rollos y nuestras miserias, con los cada dia mas frecuentes ataques de histeria de Joaquin, incluidos.

Al fin de cuentas, y como dijo Fabi, nada es para siempre...