Lo mismo me paso cuando corrí el tren para no llegar tarde: era como una carrera con obstáculos, saltás del bondi, vas a los pedos esquivando un par de viejas boludas que se creen que están paseando por la playa, agarras la subidita de la barrera (el que conoce Padua sabe de que hablo) seguis corriendo con la mochila llena de boludeces innecesarias, que pesan mas que vaca a upa, pasillito angosto, seguis esquivando gente que hace la cola para sacar boleto, cinco escalones más, y llegas a los molinetes. Los pasas y otro pique corto hasta la última puerta del último vagón del tren, que está hasta las pelotas, y siempre pasa que indefectiblemente se cierran cuando estás entrando y la puta mochila del orto te queda del lado de afuera. Y no falta el boludo que te dice "... te quedó la mochila afuera..." Lo mirás con tu peor cara de asesino serial y no le contestás porque estás sin aire. Y de contestarle, facilmente podrìas mandarlo a la recalcada concha de su madre. Ah, recién a la altura de Ramos Mejía comenzas a respirar normalmente. Y termino más caliente, porque es en estos casos, en que te acordás que la albóndiga que tengo como auto, se volvió a romper.
Asi que amigos, ya saben, a esta edad hay muchas cosas que tenemos que dejar de hacer, porque nos agitamos mas que a los 20 años. Por cierto, si alguien me puede ayudar... Saben cuanto cuesta el viagra y si hay que llevar receta?
Ya estamos viejos, aunque como dice mi amiga lily: viejas son las calles de tierra y todavía hechan polvo.