EL PRIMER PASO.

Esa noche, como de costumbre, estaba mirando por tele un partido de fútbol, con mi amigo Ricardo, mientras comíamos una pizza y tomábamos un par de cervezas. Era sábado y despues de eso, nos dispusimos a salir de gira. Al llegar al lugar donde parábamos con los pibes, no había nadie. Nos extrañó, porque ya eran las 12.30. Y antes no había celular para arreglar un punto de encuentro con un mensaje. Pasa Marcela, hermana de uno de los pibes de la pandilla, y le preguntamos donde estaban los demás. Nos dice que en un cumple de 15, a un par de cuadras de allí. Obvio que fuimos. Cuando llegamos, vimos a una piba, la cumpleañera, de vestido rosado, morocha de pelo corto, muy bonita ella. Nadie nos prohibió la entrada. Nadie nos echó. A los pocos minutos ya estábamos con una cerveza en la mano. Ahí al toque arranca el vals. Un señor pelado, con cara de padre orgulloso, ensaya los primeros pasos. Luego le deja el lugar a otro señor, más grande que el anterior, pero con cara de abuelito piola. Un par de tipos más a lo que suponíamos que serían tíos. Lo miro a mi amigo y le digo "...por qué no? ..." Ahí nomás, me acerco, la tomo de la mano, con la otra abrazo su pequeña cintura y le susurro al oído "...soy colado, no importa?..." Me mira asombrada y me contesta que no, todo bien. Es más, ya estábamos bailando, asi que era tarde para cualquier reclamo.
Al tiempo empecé a preguntar quien era esa morocha, ya que no la conocía. Me cuentan que se llama Claudia y era la chica de otro pibe de la barrita nuestra. Lo bien guardada que la tendría, que jamás en mi vida la había visto.
Eso fue el 21 de mayo de 1983. A los dos meses y siete días nos pusimos de novios.
Hoy tenemos cuatro hijos, un nieto, una perra y la amo cada día más.